La primera entrada de nuestro blog será dedicada a nuestro perro Nerón que murió de leismhania, una enfermedad que gracias a Dios han descubierto una vacuna, pero no una cura definitiva.
Bueno ahí tienen un cuento que me invente para mi otro blog.
Bueno ahí tienen un cuento que me invente para mi otro blog.
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Una
vez, mi perro y yo vivimos una pequeña aventura en unas vacaciones de
verano. Fuimos a un supermercado cerca de un banco, y Nerón empezó a
ladrar y a tirar de la correa.
-¿Qué pasa Nerón? -pregunté mientras el perro seguía tirando.
Después
el perro se soltó y corrió hacia el banco, nosotros fuimos detrás de
él. Había un ladrón que consiguió atar a Nerón. Todos estaban
aterrorizados. Yo me arrastré hacia Nerón y lo solté y él silenciosamente
le mordió al ladrón mientras yo llamaba a la policía, que detuvo al
ladrón que, con los ojos llorosos, se tocaba el culo de dolor. La
policía nos dio las gracias por ayudar y tranquilamente nos fuimos al
cine de verano, pero el ladrón no aprendió y le pegó un rodillazo al
policía. La gente otra vez se aterrorizó y empezaron a llorar, a gritar,
a correr...
-¡Oh no, el ladrón se ha escapado!
Pero Nerón era un perro grande y me monté en él como si fuera un caballo.
Adelantamos al ladrón, pero él pasó por encima de nosotros como si no fuéramos más que un grano de arroz.
-¡Ja, ja, ja!, ¡Jamás me pillaréis, soy muy rápido!
Nerón
y yo nos pusimos furiosos y el perro pegó un salto, llegó hasta el
ladrón y yo, como si fuera un vaquero, le eché un lazo y lo atrapé.
-Gracias de nuevo -agradeció de nuevo el policía, que esta vez tuvo más cuidado.
Al final volvimos a Íllora y nos vimos en las noticias.